El motor de la dicha sexual
“El casamiento seria el escudo mas endeble para el deseo”. Jeanette Winterson
las convierten en coletilla. Cuando alguien suspira, da la impresion que se libera de exacto rebose de dicha, pero cuando se escucho un “Ay, Senor!”, se asume que la humano parapetada detras de ese lloriqueo, sufre. Padece bastante. Preguntense cuantas gente conocen reclamando su condescendencia por este sistema. Y cuantas no poseen ningun razon para tanto sufrimiento. La coletilla sufriente, la llamo. El quejido sobre la abuela, el “Hostias bien!” de el pater, el “mierda” perenne frente al ordenador de el companero de labor. El resguardo de no montar sobre la region sobre comodidad que se aborrece, sin embargo sobre la que no se escapa, nunca vaya an acontecer que exista que acontecer honrado con alguno tiempo desplazandolo hacia el pelo cambiar sobre vida.
Cada oportunidad que escucho una de esas letanias intento alejarme de la sujeto que la profiere. Nunca continuamente tengo la suerte de permitirse hacerlo.
El pretension es la espita que todo lo abre. La carburante que mueve la vida sexual. Existen quien reclama el anhelo ignorante exigiendo que se efectue productivo cuanto primeramente, igual que En Caso De Que efectivamente llegaran a creerse que disponen de una pastillita que cualquier lo arreglaria.